
Fernández dijo a la radio AM 750 que “nadie piensa en el mundo que la Argentina puede pagar 19.000 millones de dólares” este año entre capital e intereses, con lo cual será necesario “seguir hablando y encontrar una solución con el Fondo”.
Argentina mantiene una larga y ardua negociación con el organismo crediticio para refinanciar 44.000 millones de dólares de un préstamo otorgado al gobierno del conservador Mauricio Macri (2015-2019) en medio de una crisis monetaria. De los 19.000 millones de dólares que vencen este año, sólo en el primer trimestre es necesario cancelar 3.900 millones.
Fernández también se quejó de que el FMI diga en sus estatutos “que analizará el programa que el país proponga”, cuando “en verdad lo que intenta hacer, una vez más, es imponernos un programa”.
El mandatario acotó que su país propone ordenar la economía y hacerla crecer para afrontar los pagos, mientras que el FMI defiende “la receta eterna” del ajuste, consistente, entre otras cosas, en el achicamiento de la economía y una menor importación de insumos para contar con más dólares con el fin de saldar la deuda. “La verdad que para hacer eso no estamos y por eso se demora la discusión”, sostuvo.

Ortega, de 76 años, y Murillo de 70, fueron juramentados el lunes en sus cargos por el titular del Parlamento, Gustavo Porras, que horas antes había sido elegido nuevamente presidente del poder Legislativo, cargo que ocupa desde 2017.
“Vamos a seguir luchando para defender al pueblo, para que tenga salud, educación y vivienda”, dijo el excomandante sandinista después de juramentar él mismo a su gabinete en un acto realizado en la plaza de la revolución de Managua, entre banderas sandinistas y de Nicaragua.
En un largo discurso, Ortega pidió el cese de las sanciones de Estados Unidos contra Cuba y Venezuela, y aseguró que el presidente Joe Biden “tiene más de 700 presos políticos”, en alusión a los seguidores del exmandatario Donald Trump que asaltaron la sede del Capitolio hace un año.
“Son 700 presos políticos, ¿qué esperan para ponerlos en libertad? Ahí están duros contra ellos, mientras por otro lado lanzan actividades terroristas, las organizan”, dijo Ortega. También exigió a Washington el pago de una millonaria indemnización que la Corte Internacional de Justicia (CIJ) avaló en 1986, por la guerra “contra” que Estados Unidos ayudó a financiar en la década de 1980.
Más temprano se anunció que la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC, por sus siglas en inglés) del Departamento del Tesoro de Estados Unidos sancionó a otros seis funcionarios del gobierno nicaragüense.

El viceministro rusos de Exteriores, Sergey Ryabkov, y su delegación llegaron escoltados por la policía suiza a la reunión presencial con Wendy Sherman, vicesecretaria de Estado de Estados Unidos, y su equipo. La reunión formaba parte de las conversaciones del “Dialógo Estratégico de Seguridad” emprendido por los presidentes Joe Biden y Vladimir Putin durante una cumbre en junio en la ciudad suiza.
Tras una cena informal de trabajo el domingo, Ryabkov predijo conversaciones “difíciles” en Ginebra que se verían seguidas el miércoles por una reunión entre la OTAN y Rusia en Bruselas y una cumbre de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa, programada para el jueves en Viena.
Moscú ha intentado reclamar una serie de concesiones a Estados Unidos y sus aliados occidentales, como garantías de que la OTAN no se expandirá más hacia el este a los antiguos estados soviéticos como Ucrania. Se estima que Rusia ha movilizado unos 100.000 soldados junto a la frontera ucraniana, lo que ha provocado el temor a una posible intervención militar.
Durante la cena del domingo, Sherman “recalcó el compromiso de Estados Unidos con los principios internacionales de soberanía, integridad territorial y la libertad de naciones soberanas para elegir sus propias alianzas”, según indicó el vocero del Departamento de Estado Ned Price, en una referencia a Ucrania y sus aspiraciones de unirse a la OTAN. Muchos analistas dicen que como pronto, esa incorporación de Ucrania se produciría dentro de varios años.

Francisco habló en sus términos más firmes hasta ahora sobre el tema y pidió a la gente que se vacune en un discurso ante embajadores acreditados en la Santa Sede, un acto anual en el que analiza la situación internacional y marca los objetivos de política exterior del Vaticano para el resto del año.
El papa, de 85 años, ha evitado en general hablar sobre las vacunaciones como una “obligación moral”, aunque su organismo de asesoría sobre COVID-19 lo ha descrito como una “responsabilidad moral”. En lugar de eso, Francisco ha descrito la vacunación como “un acto de amor” y tachado de “suicida” el rechazo a la inmunización.
El lunes fue un paso más allá y dijo que las personas tenían la responsabilidad de cuidar de sí mismas “y esto se traduce en respeto por la salud de los que nos rodean. Cuidar la salud es una obligación moral”, afirmó.
Lamentó que, cada vez más, las divisiones ideológicas disuadieran a la gente de vacunarse.
“A menudo la gente se deja influenciar por la ideología del momento, a menudo reforzada por información sin base o hechos poco documentados”, dijo, pidiendo una “terapia de realidad” para corregir esa distorsión de la razón humana.

Una procesión funeral con los restos de soldados desconocidos recuperados recientemente de antiguos campos de batalla se desplazó por Teherán, la capital, mientras que otras decenas de restos fueron regresados a más de una veintena de provincias. Aunque Irán e Irak intercambian esporádicamente muertos de guerra descubiertos en el territorio fronterizo escenario de los mayores combates en los ochenta, la del jueves fue la mayor ceremonia de su tipo en años recientes.
Mientras sirvió de remembranza para un país consumido por el duelo por una guerra atroz que mató a un millón de personas de ambas partes, el espectáculo patriótico demostró además el poder de los ultraconservadores que lo organizaron, mientras diplomáticos del país se reunían en Viena para conversaciones sobre el desplomado acuerdo nuclear con potencias mundiales.
Con los conservadores bajo el presidente Ebrahim Raisi en control de todas las ramas del gobierno, Irán ha presentado demandas maximalistas en las negociaciones, exasperando a los delegados occidentales mientras el país procede con sus progresos nucleares.