PalestinosJERUSALÉN (AP) — Israel no ha cumplido con las demandas de Estados Unidos de permitir un mayor acceso humanitario a la Franja de Gaza, donde las condiciones son peores que en cualquier otro momento de la guerra que dura 13 meses , dijeron el martes organizaciones internacionales de ayuda.
El mes pasado, el gobierno de Biden pidió a Israel que “enviara” más alimentos y otra ayuda de emergencia al territorio palestino, y le dio un plazo de 30 días que vence el martes. El gobierno advirtió que el incumplimiento podría desencadenar leyes estadounidenses que le exijan reducir el apoyo militar mientras Israel lanza ofensivas contra Hamás en Gaza y Hezbolá en el Líbano.
Israel ha anunciado una serie de medidas para mejorar la situación, pero funcionarios estadounidenses señalaron recientemente que Israel todavía no está haciendo lo suficiente , aunque no han dicho si tomarán alguna medida.
El nuevo ministro de Asuntos Exteriores de Israel, Gideon Saar, pareció restar importancia a la fecha límite y dijo a los periodistas el lunes que confiaba en que "el problema se resolvería". La administración Biden puede tener menos influencia después de la reelección de Donald Trump, quien fue un firme partidario de Israel en su primer mandato.
El informe del martes, elaborado por ocho organizaciones internacionales de ayuda, enumera 19 medidas de cumplimiento de las exigencias estadounidenses. Señala que Israel no ha cumplido con 15 y que sólo ha cumplido parcialmente con cuatro.
En una carta del 13 de octubre firmada por el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, y el secretario de Defensa, Lloyd Austin, se pedía a Israel, entre otras cosas, que permitiera la entrada a Gaza de un mínimo de 350 camiones cargados de mercancías cada día; que abriera un quinto cruce fronterizo hacia el territorio asediado; que permitiera a la gente de los campamentos costeros de tiendas impuestos por Israel trasladarse al interior antes del invierno; y que garantizara el acceso de los grupos de ayuda a la duramente afectada zona norte de Gaza. También se pedía a Israel que detuviera la legislación que obstaculizaría las operaciones de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos, conocida como UNRWA.
Tras la publicación del informe, el ejército israelí anunció el martes la apertura de un quinto paso fronterizo cerca de la ciudad de Deir al Balah, en Gaza, que permitirá el envío de suministros a las regiones central y meridional del territorio.
A pesar de las medidas israelíes para aumentar el flujo de ayuda, los niveles siguen estando muy por debajo de los parámetros estadounidenses. Los residentes siguen hacinados en campamentos de tiendas de campaña, el acceso de los trabajadores humanitarios al norte de Gaza sigue restringido e Israel ha seguido adelante con sus leyes contra la UNRWA .
“Israel no sólo no cumplió con los criterios estadounidenses que indicarían su apoyo a la respuesta humanitaria, sino que al mismo tiempo adoptó medidas que empeoraron drásticamente la situación sobre el terreno, en particular en el norte de Gaza ”, señala el informe. “Esa situación es aún más grave hoy que hace un mes”.
El informe fue firmado conjuntamente por Anera, Care, MedGlobal, Mercy Corps, el Consejo Noruego para Refugiados, Oxfam, Refugees International y Save the Children.
El portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, Matthew Miller, dijo la semana pasada que Israel había logrado algunos avances, pero que necesitaba hacer más para cumplir con las condiciones estadounidenses.
“Lo importante cuando se ven todos estos pasos dados es lo que eso significa para los resultados”, dijo.
El mes pasado, Israel lanzó una gran ofensiva en el norte de Gaza, donde, según afirma, se habían reagrupado militantes de Hamás. La operación ha matado a cientos de personas y ha desplazado a decenas de miles. Israel no ha permitido prácticamente la entrada de ayuda a la zona, donde decenas de miles de civiles han permanecido a pesar de las órdenes de evacuación.
La ayuda a Gaza se desplomó en octubre, cuando sólo ingresaron 34.000 toneladas de alimentos, menos de la mitad que el mes anterior, según datos israelíes.
Las agencias de la ONU dicen que en realidad llega incluso menos ayuda debido a las restricciones israelíes, los combates constantes y la anarquía que dificulta la recogida y distribución de ayuda en el lado de Gaza.
Según cifras israelíes, en octubre entraron en Gaza una media de 57 camiones al día, y en la primera semana de noviembre fueron 81. La ONU calcula que la cifra es menor: 37 camiones al día desde principios de octubre.
COGAT, el organismo militar israelí a cargo de la ayuda humanitaria a Gaza, dijo que la caída en el número de camiones de ayuda en octubre se debió al cierre de los cruces por las altas festividades judías y las conmemoraciones que marcan el aniversario del ataque de Hamas del 7 de octubre de 2023 que desencadenó la guerra.
“Octubre fue un mes muy flojo”, dijo un funcionario israelí que pidió el anonimato, de acuerdo con las normas de información militar. “Pero si se observan las cifras de noviembre, nos mantenemos estables en alrededor de 50 camiones por día al norte de Gaza y 150 por día al resto de Gaza”.
La distribución de la ayuda también se ve obstaculizada por la incapacidad de la ONU y otras agencias para recoger la ayuda que entra en Gaza, lo que provoca cuellos de botella y robos por parte de Hamás y las familias del crimen organizado en Gaza, dijo. Calculó que algunos días se roba hasta un 40% de la ayuda.
Israel anunció el lunes una pequeña ampliación de su “zona humanitaria” costera, donde cientos de miles de palestinos han buscado refugio en campamentos de tiendas de campaña. También anunció medidas adicionales, entre ellas la conexión de electricidad a una planta desalinizadora en la ciudad de Deir al Balah, en el centro de Gaza, y esfuerzos para traer suministros para el invierno.
El martes, COGAT anunció una entrega “táctica” de alimentos y agua a Beit Hanoun, una de las ciudades más afectadas del norte de Gaza. También el lunes por la noche, el gabinete de seguridad israelí aprobó un aumento de la ayuda para Gaza, lo que aumentará el número de camiones que ingresan a Gaza cada día, según un funcionario familiarizado con el asunto.
La guerra comenzó el año pasado, cuando militantes liderados por Hamás irrumpieron en el sur de Israel, matando a unas 1.200 personas, en su mayoría civiles, y secuestrando a unas 250. Alrededor de 100 rehenes siguen en Gaza, de los cuales se cree que un tercio están muertos.
Los bombardeos y la invasión terrestre israelíes han matado a más de 43.000 palestinos, más de la mitad de ellos mujeres y niños, según las autoridades sanitarias locales, que no indican cuántos de los muertos eran militantes. Alrededor del 90% de la población ha sido desplazada, a menudo varias veces, y cientos de miles están hacinados en precarios campamentos de tiendas de campaña, con escasa comida, agua e instalaciones de higiene.
Estados Unidos ha destinado miles de millones de dólares en ayuda militar a Israel durante la guerra y lo ha protegido de los llamamientos internacionales a favor de un alto el fuego, al tiempo que lo ha presionado para que permita la entrada de más ayuda humanitaria en Gaza. La cantidad de ayuda que entra en Gaza aumentó bajo la presión estadounidense la primavera pasada, después de que los ataques israelíes mataran a siete trabajadores humanitarios, antes de volver a disminuir.
Trump ha prometido poner fin a las guerras en Oriente Medio sin decir cómo . Fue un firme defensor de Israel durante su mandato anterior, y el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, dice que han hablado tres veces desde su reelección la semana pasada.
El presidente israelí, Isaac Herzog, cuyo papel es principalmente ceremonial, tiene previsto reunirse el martes con el presidente estadounidense, Joe Biden.
Charles Blaha, ex funcionario del Departamento de Estado de Estados Unidos, que dirigía la oficina encargada de garantizar que el apoyo militar estadounidense cumpliera con el derecho estadounidense e internacional, predijo que la administración Biden descubriría que Israel violó la ley estadounidense al bloquear la llegada de ayuda humanitaria a los palestinos en Gaza.
"Es innegable que Israel ha hecho eso", dijo Blaha. "Realmente tendrían que torturarse para descubrir que Israel no ha restringido... la ayuda".
Pero dijo que la administración probablemente citaría los intereses de seguridad nacional de Estados Unidos y levantaría las restricciones al apoyo militar.
“Si el pasado es un prólogo, sin restricciones, entonces hay que pasarle el problema al siguiente gobierno”.
Magdy informó desde El Cairo. Las periodistas de Associated Press Melanie Lidman en Tel Aviv, Israel, y Ellen Knickmeyer en Washington contribuyeron con este reportaje.
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JULIA FRANKEL
Frankel es un reportero de Associated Press en Jerusalén.
(Foto AP/Abdel Kareem Hana, Archivo)
Costa Rica BukeleSAN JOSÉ, Costa Rica (AP) — Costa Rica otorgó el lunes su más alto honor diplomático al presidente de El Salvador, Nayib Bukele, por su éxito en la reducción de los niveles de violencia durante una campaña de más de dos años contra poderosas pandillas callejeras .
El presidente Rodrigo Chaves elogió los esfuerzos de Bukele mientras su propio país sigue luchando con cifras históricamente altas de homicidios. Sin embargo, el reconocimiento de Bukele generó controversia en Costa Rica, conocida desde hace tiempo como la democracia más estable de Centroamérica.
El éxito de Bukele en la lucha contra la violencia se debe en parte a la suspensión de una serie de derechos constitucionales que anulan el debido proceso y otorgan a las fuerzas de seguridad y a los fiscales un poder mucho mayor para perseguir a los sospechosos. A pesar de ello, los votantes premiaron a Bukele con un segundo mandato sin precedentes a principios de este año y mantiene niveles de aprobación estratosféricos.
A diferencia de Bukele, Chaves no tiene mayoría en el Congreso y no ha reestructurado los tribunales costarricenses para eliminar a la oposición. Chaves ha hablado en broma sobre dejar la presidencia para postularse al Congreso y luego volver a intentar la presidencia. Costa Rica no permite la reelección presidencial consecutiva.
El país, aplaudido desde hace tiempo por su robusta industria del ecoturismo, la conservación del medio ambiente y una relativa paz, se ha visto azotado por la violencia en los últimos años, en gran medida atribuida al narcotráfico . Costa Rica se ha convertido en una parada clave para las exportaciones de cocaína a Europa y Estados Unidos.
El año pasado, Costa Rica alcanzó un récord de homicidios con 906, en comparación con los 654 de 2022. Este año, el ritmo es apenas menor que el del año pasado, según el gobierno. El martes, los dos líderes tenían previsto visitar una de las cárceles más grandes de Costa Rica.
“El rescate de El Salvador de esas garras nefastas también ayuda a la paz en nuestra región”, dijo Chaves el lunes después de entregarle a Bukele la Orden Nacional de Juan Mora Fernández, nombrada en honor al primer presidente del país. “La lucha contra el crimen organizado en cualquier parte de Centroamérica es bienvenida. El alcance, la influencia y el mal ejemplo de las pandillas deben reducirse”.
Chaves, un economista conservador, hizo campaña en 2022 como un outsider , a pesar de haber sido brevemente ministro de Finanzas en el gobierno del presidente saliente Carlos Alvarado. Ha mantenido altos niveles de aprobación, pero codicia la mayoría legislativa que le dio la popularidad temprana de Bukele.
“El presidente Bukele entiende también lo que he dicho mil veces en este país, que para que la democracia valga, tiene que dar resultados a la sociedad, para no ser sustituida por otro sistema político que los costarricenses no queremos ver”.
Bukele abordó las críticas a sus métodos como lo ha hecho en otras ocasiones. Dijo que primero se debe proteger el derecho a la vida abordando la violencia antes de poder garantizar otros derechos.
“Todos los demás derechos no valen si no hay derecho a la vida. No se pueden aplicar. No hay derecho a la (libre) circulación si estoy muerto”, dijo Bukele. “Por eso el gobierno debe garantizar el derecho a la vida de los ciudadanos y para ello tiene que perseguir a los criminales. No hay otra manera”.
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Por  JAVIER CÓRDOBA
(AP/Berny Araya)
Inquieta migrantesCIUDAD DE MÉXICO (AP) — La victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos cambió al instante los cálculos de millones de migrantes, o potenciales migrantes, en todo el mundo.
Pero quizás no de la manera que Trump imaginaba.
El republicano ha prometido reducir la inmigración, pero restringir las ya limitadas vías legales de entrada a Estados Unidos sólo hará que esas personas ajusten sus planes y recurran más a los servicios de traficantes, coinciden los expertos.
Y, en la gran mayoría de los casos, eso significa ponerse en manos del crimen organizado, que ha hecho del tráfico de migrantes uno de sus negocios más lucrativos.
Los posibles afectados son hombres, mujeres y niños de decenas de países. Muchos ya iniciaron el viaje, aunque tuvieran que venderlo todo para financiarlo, incluso sus casas.
Los venezolanos siguen llegando a la frontera sur estadounidense, aunque sea más lentamente. Los mexicanos representaron la mitad de las detenciones de la Patrulla Fronteriza en septiembre. Los chinos llegan a través de Ecuador y se abren camino hacia el norte. Los senegaleses compran vuelos con escala hasta Nicaragua para luego seguir avanzando desde ahí.
La Organización Internacional para las Migraciones calcula que hay unos 281 millones de migrantes en el mundo, el 3,6% de la población mundial. Según su informe anual, cada vez más personas se verán desplazadas por motivos políticos, económicos o por la violencia, y cada vez más migrantes buscarán asilo.
Y advierte que cuando las personas no encuentran vías legales, empiezan a buscar “canales irregulares que son extremadamente peligrosos”.
Durante el primer mandato de Trump, las ciudades fronterizas mexicanas estaban saturadas de migrantes. Los cárteles se cebaban en ellos: los secuestraban, extorsionaban a sus familias, los reclutaban a la fuerza para que formaran parte de sus filas. Llegaban por cientos cada día, y miles de personas se veían obligadas a esperar en México el proceso de solicitud de asilo estadounidense, que puede durar años.
El gobierno de Joe Biden puso en marcha un programa, llamado CBP One, que puso algo de orden. Desde su introducción a principios de 2023, los migrantes ya no tienen que presentarse en el puesto fronterizo para concertar una cita, sino que pueden hacerlo a través de internet y desde sus propios celulares. Los albergues fronterizos, antaño desbordados, se han vaciado y muchas familias hacen todo lo posible por seguir la vía legal.
Trump ha prometido acabar con el CBP One. También quiere volver a restringir el reasentamiento de refugiados en el interior de Estados Unidos, y advirtió durante toda su campaña que emprendería deportaciones masivas.
Pero aunque su victoria fue desalentadora y preocupante para quienes están ya en la ruta hacia Estados Unidos, no fue un punto de inflexión.
El martes por la noche, Bárbara Rodríguez, una venezolana de 33 años, debería haber estado durmiendo después de caminar más de 13 kilómetros (8 millas) bajo el calor tropical del sur de México junto a otros 2.500 migrantes de distintas nacionalidades.
Pero en lugar de descansar, estaba pegada a su celular revisando el recuento de votos en Estados Unidos.
Meses atrás, en Caracas, donde vivía, Rodríguez ayudó a la oposición venezolana a supervisar las elecciones en un centro de votación durante los comicios de julio. Después de que el presidente Nicolás Maduro se proclamara reelegido, sus partidarios empezaron a acosar a su familia.
“Ese mismo mes decidí cambiar de rumbo: o estaba en riesgo la vida de mi familia o había que salir del país”. En septiembre vendió su casa y dejó a sus tres hijos con su madre.
Ahora, su plan de lograr una cita con CBP One para solicitar asilo en la frontera estadounidense y poder entrar legalmente a ese país tiene fecha de caducidad.
“Cambiaron los planes, tenemos hasta el 20 de enero”, dijo en referencia a la fecha de toma de posesión del próximo presidente. Por eso, aunque durante su viaje ya vivió lo que era estar secuestrada, no descarta acudir a un traficante para llegar a su destino.
Martha Bárcena, quien fungió como embajadora de México en Estados Unidos durante parte del primer gobierno de Trump, reconoció que los migrantes fueron los grandes perdedores de sus políticas y que eso podría volver a ocurrir.
“El crimen organizado es el mayor beneficiario, porque ya los ingresos por tráfico ilícito de personas son iguales o superiores a los ingresos de tráfico de drogas”, afirmó.
La guatemalteca Estefanía Ramos se despertó preocupada el miércoles en un albergue de Ciudad Juárez, que colinda con El Paso, Texas.
“Estamos viendo qué va a pasar con nosotros”, dijo apesadumbrada la joven de 19 años. “Este no era el plan”.
Ella y su marido abandonaron Guatemala después de que, según dijo, una pandilla lo amenazara a él con hacerle daño y a ella con secuestrarla. Llevan tres meses esperando una cita con el CBP One. Hace dos meses tuvieron una niña.
El miércoles, cerca del albergue, docenas de solicitantes de asilo con cita esperaban pacientemente a que les llamaran para cruzar el puente internacional.
Ramos confiaba en ser pronto una de esas personas. “Si tenemos oportunidad de seguir esperando la cita, la vamos a seguir esperando”, explicó. “Queremos hacer las cosas bien y que la nena tenga una seguridad allá”.
Gretchen Kuhner, directora de IMUMI, una organización no gubernamental de México que ofrece servicios jurídicos, estuvo la semana pasada en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, en el sur del país, donde encontró familias migrantes con niños pequeños viviendo en la calle.
“Están cargando sus teléfonos móviles todos los días en algún lugar improvisado en la calle para comprobar (si lograron o no) sus citas CBP One... mientras amamantan a sus bebés y duermen en una tienda de campaña sin agua”, explicó Kuhner. “Las personas que necesitan protección realmente están intentando hacerlo de la manera correcta”.
Más restricciones en el ya difícil proceso, tal y como Trump ha anunciado, dejarían a todos los migrantes en una situación mucho más vulnerable y con pocas opciones, dijo Mark Hetfield, CEO de la organización de apoyo a refugiados con sede en Estados Unidos HIAS.
“Significaría que no tienen a dónde ir porque hay muchos, muchos países en el hemisferio donde no existe un sistema de asilo o donde aunque puedas recibir refugio, eso no significa que necesariamente estés a salvo”, señaló.
Y luego está el fantasma de las deportaciones masivas.
Trump ya lanzá esta amenaza durante su anterior presidencia. No la cumplió, pero aun así supone una preocupación real.
Los retornos a países como Cuba y Venezuela podrían complicarse por los conflictos diplomáticos con esos países, aunque el mandatario venezolano emitió el miércoles un mensaje conciliador de felicitación a Trump. En Haití, defensores de los derechos humanos exigieron el jueves a todos los países, incluido Estados Unidos, que detengan las deportaciones debido a la crisis interna que vive el país.
Pero, sin duda, ningún lugar se verá más afectado que México. De los 11 millones de mexicanos que viven en Estados Unidos, unos 5 millones no tienen su situación migratoria legalizada. Y las deportaciones masivas sacudirían las finanzas de millones de familias mexicanas y de toda la economía nacional porque los mexicanos enviaron a sus casas el año pasado más de 63.000 millones de dólares en remesas, la mayoría desde Estados Unidos.
El gobierno de México dice estar preparado para lo que pueda venir, pero los defensores de los migrantes y los directores de albergues en México afirman que no han oído hablar de ningún plan de las autoridades para hacer frente a un gran número de deportados.
“La sociedad civil no está en condición de recibir esa cantidad de gente”, dijo Rafael Velásquez García, director para México del Comité Internacional de Rescate. “Y seamos honestos, es sociedad civil la que lleva en los hombros la mayor cantidad de la respuesta humanitaria hacia gente deportada y gente de tránsito”.
México necesita prepararse para todo tipo de presiones procedentes de la futura administración Trump, advirtió Carlos Pérez Ricart, profesor de relaciones internacionales en el centro de investigación pública mexicano CIDE.
“Lo que México tiene que aceptar es que nuestro país va a ser país de retención de migrantes, quieran o no”, aseguró. “Trump va a deportar miles de personas, si no millones, y va a impedir el flujo de migrantes”.
Pesce reportó desde Ciudad Juárez. El periodista de The Associated Press Juan Zamorano contribuyó a este despacho desde Panamá.
 By  CHRISTOPHER SHERMAN, MARÍA VERZA and FERNANDA PESCE
(AP Foto/Moisés Castillo)
Activistas HaitianosPUERTO PRÍNCIPE, Haití (AP) — Activistas haitianos exigieron el jueves que otros países detengan temporalmente las deportaciones a su país debido a un aumento en la violencia de las pandillas y el agravamiento de la pobreza.
Decenas de miles de personas han sido deportadas a Haití en el último mes, principalmente desde República Dominicana, cuyo presidente recientemente se comprometió a deportar a unos 10.000 migrantes por semana.
El país caribeño, que comparte la isla de La Española con Haití, ha deportado a casi 61.000 migrantes a Haití en el último mes, según las cifras más recientes del gobierno.
En octubre, Estados Unidos deportó a 258 haitianos, mientras que las islas Turcas y Caicos, Jamaica y las Bahamas deportaron un total combinado de 231, según Sam Guillaume, portavoz del Grupo de apoyo para retornados y refugiados de Haití.
Guillaume señaló que muchos de los deportados a Haití se quedan sin hogar.
“Muchos de ellos no pueden regresar a casa porque su vecindario está controlado por pandillas”, dijo.
Como resultado, algunos deportados están viviendo temporalmente a lo largo de la frontera de Haití con República Dominicana con la esperanza de cruzar de nuevo.
Las pandillas ahora controlan el 85% de la capital de Haití, Puerto Príncipe, y los hombres armados han sido implacables en atacar comunidades que una vez fueron pacíficas.
Los deportados ahora se unen a las más de 700.000 personas que han quedado sin hogar por la violencia de las pandillas en los últimos años.
Entre ese grupo hay más de 12.000 que huyeron de los vecindarios en Puerto Príncipe tras los ataques del mes pasado, según la Organización Internacional para las Migraciones de la ONU.
Aquellos detenidos para ser deportados en República Dominicana están siendo forzados a entrar en cárceles superpobladas sin agua, sin comida y sin camas, y cuando defienden sus derechos, a veces son atacados con gases lacrimógenos, dijo Guillaume.
“Las personas están siendo tratadas como criminales”, afirmó.
Añadió que algunas organizaciones que ayudan a los haitianos en República Dominicana también están siendo atacadas.
Julio Caraballo, portavoz de la oficina de migración de República Dominicana, negó las acusaciones de que el gobierno está maltratando a los migrantes detenidos.
“Tienen garantizado el desayuno, comida y cena e incluso hay un personal médico para verificar la condición de su salud”, dijo.
Caraballo señaló que se instalaron cocinas móviles fuera de los centros de detención para manejar la demanda.
Añadió que las deportaciones se llevan a cabo con “respeto a la integridad física de los detenidos, con respeto a los derechos humanos y con dignidad”.
Por su lado, Guillaume indicó que los dominicanos que están traficando haitianos a su país a veces los secuestran y exigen hasta 300 dólares por su liberación.
Katia Bonte, coordinadora del Grupo de apoyo para retornados y refugiados de Haití, dijo que los migrantes a los que están asistiendo necesitan urgentemente alimentos, agua, ayuda médica, kits de higiene y otros suministros esenciales.
La solicitud de detener temporalmente las deportaciones surge mientras el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, promete deportaciones masivas una vez que asuma el cargo, aunque aún quedan muchas preguntas sobre cómo lo haría su administración.
El grupo Haitian Women for Haitian Refugees (Mujeres Haitianas por los Refugiados Haitianos), con sede en Nueva York, dijo el jueves que los refugiados, migrantes y otros “enfrentarán desafíos crecientes” a raíz del resultado de las elecciones presidenciales de Estados Unidos.
Contribuyeron los periodistas de Associated Press Martín Adames Alcántara en República Dominicana y Dánica Coto en San Juan, Puerto Rico.
Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.
(AP Foto/Odelyn Joseph)
By  EVENS SANON
Abrazos balazosCIUDAD DE MÉXICO (AP) — Durante los últimos seis años, México se jactó de su cuestionada estrategia de “abrazos, no balazos”, en la que sus líderes evitaban enfrentamientos con los cárteles de la droga que gradualmente tomaban el control de grandes partes del país. La idea era que los programas sociales, no los tiroteos, agotarían gradualmente la reserva de pistoleros de los cárteles.
Ahora, un mes después del inicio del mandato de la nueva presidenta Claudia Sheinbaum, una serie de enfrentamientos sangrientos sugiere que el gobierno está abandonando silenciosamente la parte de “sin balas” de esa estrategia y está mucho más dispuesto a utilizar toda la fuerza del ejército y la Guardia Nacional militarizada.
Pero el desafío que México enfrenta ahora es diferente al que tuvo que afrontar durante la guerra contra las drogas de 2006-2012. Los cárteles de hoy están más diversificados, están más arraigados en el tráfico de migrantes y están más dispuestos a utilizar reclutas extranjeros y adolescentes para engrosar sus filas.
Todo eso ha dado lugar a una serie de enfrentamientos violentos en los que las fuerzas de seguridad que disparan contra convoyes sospechosos de pertenecer a cárteles de la droga acaban matando a transeúntes y migrantes, y se informa de un balance desequilibrado de muertos en el que los soldados no resultan heridos pero la mayoría de los sospechosos son aniquilados.
Sheinbaum ha evitado cuidadosamente utilizar el lema “abrazos, no balazos” popularizado por su predecesor y mentor, el expresidente Andrés Manuel López Obrador, quien dejó el cargo el 30 de septiembre. Después de todo, se ha comprometido a continuar con todas y cada una de las políticas de López Obrador. Su oficina no respondió a una solicitud de comentarios.
Pero Sheinbaum ha tenido que hacer cierta gimnasia verbal para evitar repudiar por completo la política.
“Claramente no se trata de abrazos para criminales, nadie ha dicho eso”, dijo Sheinbaum poco después de asumir el cargo. Los abrazos, dijo, estaban destinados a jóvenes pobres, para evitar que los reclutaran como sicarios de los cárteles.
“Hay indicios de un cambio de tono en relación con el crimen organizado, pero es demasiado pronto para decirlo”, dijo Falko Ernst, analista de seguridad. “Parece improbable que la administración de Sheinbaum se arriesgue a un flujo constante y políticamente inconveniente de imágenes violentas al apostar por una estrategia de balazos al por mayor”, pero puede haber más disposición a enfrentar “las demostraciones de poder más abiertas y descaradas” de los cárteles.
Pero es difícil imaginar a Sheinbaum elogiando públicamente a los capos de la droga por comportarse bien, o diciendo —como lo hizo López Obrador— que los “delatará ante sus padres y abuelos” si causan demasiada violencia.
Tampoco ha estado dispuesta a tolerar que criminales tomen a policías y soldados como rehenes, o a alardear de reducciones en el “índice de letalidad” de México —la medida de sospechosos muertos, heridos o detenidos, en comparación con las bajas en las fuerzas del orden— como lo hizo su predecesor.
López Obrador canceló en 2019 la detención del capo de la droga Ovidio Guzmán y ordenó su liberación, después de que su cártel de Sinaloa amenazara con sumir en el caos a la ciudad norteña de Culiacán para obtener su libertad. López Obrador dijo que tomó la decisión para evitar un derramamiento de sangre.
La gestión de Sheinbaum ha sido un poco diferente. En su primer día en el cargo, soldados en el estado sureño de Chiapas abrieron fuego contra un camión que “parecía uno usado por grupos criminales”. Pero después de dispararle al camión, sólo encontraron migrantes, seis de los cuales murieron y 10 resultaron heridos .
Diez días después, tropas del ejército y de la Guardia Nacional mataron a tres transeúntes inocentes mientras perseguían a presuntos pistoleros. Y este fin de semana, la Guardia Nacional abrió fuego contra un camión que transportaba migrantes, matando a dos colombianos e hiriendo al menos a cuatro .
Además, hay un balance desigual de muertos: López Obrador siempre criticó a las administraciones anteriores por los tiroteos en los que todos los sospechosos eran asesinados y muy pocos eran capturados con vida. Pero en la tercera semana de Sheinbaum en el cargo, los soldados en Sinaloa mataron a 19 sospechosos de pertenecer a un cártel de la droga y arrestaron a uno en un enfrentamiento, pero no sufrieron ni un rasguño.
Y hacia el final de su primer mes en el cargo, los soldados que perseguían a los pistoleros del cártel que habían matado a dos policías locales mataron a 17 de ellos, pero no perdieron a ningún soldado. La mayoría de los muertos, y 10 de los 15 pistoleros arrestados en el enfrentamiento, eran guatemaltecos.
“La estrategia de abrazos y no balazos terminó hace tiempo”, dijo el analista de seguridad David Saucedo, señalando un aumento en el número de arrestos de narcotraficantes de alto nivel y extradiciones de sospechosos. “El gobierno de Estados Unidos presionó a Andrés Manuel López Obrador para que reanudara la captura de capos de la droga de alto nivel”.
Una de las diferencias clave que enfrenta Sheinbaum es que los cárteles mexicanos se han involucrado en el lucrativo negocio del contrabando de migrantes desde países lejanos.
En el pasado, los cárteles se llevaban una parte de los contrabandistas que trasladaban a los centroamericanos, que solían constituir la gran mayoría de quienes cruzaban México para llegar a Estados Unidos. Esos migrantes pagaban cientos o unos pocos miles de dólares por persona.
Desde que los contrabandistas abrieron una nueva ruta a través del Tapón del Darién , gente de lugares más lejanos ha estado cruzando México y pueden pagar tarifas de contrabando mucho más altas.
Al mismo tiempo, la campaña contra la inmigración ilegal en Estados Unidos y México ha provocado que un número significativo de centro y sudamericanos no tengan ahora ninguna vía para entrar a Estados Unidos, dijo el analista militar Juan Ibarrola, señalando que “es un gran negocio, y es un negocio mucho más rentable que las drogas”.
Ibarrola afirma que los cárteles ahora utilizan a los migrantes como escudos humanos y, a veces, como carne de cañón para sus escuadrones de sicarios.
“El reclutamiento de grupos más grandes de combatientes extranjeros es otra señal de la profundización gradual de los conflictos armados en México”, dijo Ernst. “Si no se controla, al igual que el uso de artefactos explosivos caseros, es una tendencia que se ha expandido”.
Expandirse es precisamente lo que hicieron los cárteles durante el sexenio de López Obrador, de finales de 2018 a 2024.
“Durante seis años estuvimos gobernados por las políticas de un presidente que no entendió, o que no se dio cuenta, de que lo peor que pudo haber hecho, el peor error que pudo haber cometido, fue no usar la fuerza legal contra la violencia criminal”, dijo Ibarrola, quien está convencido de que ahora la política ha cambiado.
El otro problema que enfrenta Sheinbaum es el resultado de su determinación de continuar con la estrategia de López Obrador de militarizar las fuerzas del orden mexicanas , esencialmente dándoles a los soldados una tarea para la cual no fueron entrenados.
Junto con la mezcla de inmigrantes y narcotraficantes, parece casi una receta segura para más muertes de transeúntes inocentes.
“Es un hecho que la Guardia Nacional no aplica correctamente las reglas de enfrentamiento sobre el uso de la fuerza”, dijo Saucedo. “Suelen abrir fuego antes de investigar o intentar detener a sospechosos de delitos”.
Por  MARK STEVENSON
(Foto AP/Fernando Llano, Archivo)

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