
Según los conteos de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) que llegan al 56% de las boletas revisadas, Fujimori sumaba un 52,46% y el profesor izquierdista Pedro Castillo un 47,53% el lunes de madrugada . Los datos llegaban de a pocos al local central de la ONPE, primero desde las zonas urbanas más cercanas, luego de las zonas rurales, de zonas alejadas de la Amazonía y los votos del extranjero.
Piero Corvetto, el jefe de la ONPE, aclaró que los resultados “no son muestras representativas, sino las más cercanas a los 104 centros de cómputo, falta el voto rural, el voto de selva y de nuestros connacionales en el exterior”.
Más temprano la televisora local América reveló un conteo rápido de la firma Ipsos Perú que arrojó a Castillo con 50,2% frente a Fujimori con 49,8%. El margen de error es de un punto porcentual. “El empate continúa y están dentro del margen de error”, dijo Alfredo Torres, director de Ipsos.
El analista Fernando Tuesta indicó que “nunca una segunda vuelta fue tan claramente dividida como la presente elección”. En 2016, el ahora expresidente Pedro Pablo Kuczynski venció a la candidata Fujimori por apenas 42.597 votos.

“El gobierno ha tomado la decisión de utilizar las vacunas de reserva de AstraZeneca para acelerar el proceso de vacunación y la cobertura de la mayor cantidad de personas en el mayor tiempo posible”, informó el ministro de Salud, Luis Sucre.
Panamá había comenzado a aplicar desde abril la vacuna anglo-sueca de manera voluntaria a los hombres mayores de 30 años y a las mujeres mayores de 50 años, dejando un lapso de cuatro semanas para aplicar la segunda dosis. Con la decisión anunciada el periodo se extenderá hasta 12 semanas.
El titular dijo que la decisión fue tomada ante la posibilidad de una tercera ola y tras analizar informes científicos recientes, entre ellos recomendaciones de la Agencia Europea de Medicina, que aconsejan un intervalo de cuatro a 12 semanas ante evidencia robusta de la eficacia de la vacuna.
Sucre dijo que “estaremos recibiendo más embarques de vacunas para poder cubrir el compromiso de aplicar la segunda dosis a nivel nacional en tiempo oportuno”.
El doctor Eduardo Ortega, de la Secretaría Nacional de Ciencias y Tecnologías, dijo que ampliar el periodo de la aplicación de la vacuna en momentos en que se incrementa la transmisión comunitaria “nos va a ofrecer más protección para más personas”.
El país centroamericano, que también emplea la vacuna de Pfizer, ha aplicado al menos una dosis de inoculaciones contra el coronavirus a poco más del 20% de la población panameña.
En semanas recientes se ha presentado un leve incremento de los casos en Panamá, aunque sigue siendo mucho menor al fuerte pico de diciembre.
En las últimas 24 horas se registraron 701 casos positivos para un acumulado de 380.207, y 7 defunciones, con lo que ya suman 6.388.

Tras un inicio lento, China está haciendo ahora lo que casi ningún otro país en el mundo puede hacer: aprovechar el poder y el alcance de su sistema de partido único, y una industria de las vacunas en proceso de maduración, para inmunizar a su población a un ritmo vertiginoso. La campaña está lejos de ser perfecta, incluyendo la distribución desigual de los fármacos, pero los responsables de salud pública chinos dicen que esperan inocular al 80% de sus 1.400 millones de habitantes para final de año.
Hasta el martes, China había distribuido más de 680 millones de dosis, casi la mitad de ellas solo en mayo. El dato total equivale a casi un tercio de los 1.900 millones de vacunas administradas en todo el mundo, según la web de investigación Our World in Data.
El llamado a inmunizarse llega desde todos los rincones de la sociedad. Las empresas ofrecen las vacunas a sus empleados, las escuelas animan a sus estudiantes y personal, y los trabajadores de los gobiernos locales controlan a los residentes.
Esta presión pone de manifiesto tanto la fortaleza del sistema, que hace posible incluso considerar vacunar a más de 1.000 millones de personas este año, como los riesgos para las libertades civiles, una preocupación global que es especialmente notable en China, donde hay menos protecciones.
“El Partido Comunista tiene gente que llega hasta cada aldea, cada vecindario”, afirmó Ray Yip, exdirector de la Fundación Gates en China y experto en salud pública. “Esta es la parte draconiana del sistema, pero también le da mucho poder de movilización”.

Fernando Arias calificó como “una realidad inquietante” que en los ocho años posteriores a la entrada de Siria en la Convención sobre Armas Químicas, que prohíbe la producción o el uso de estas armas, siga habiendo muchas dudas sobre su inventario inicial, arsenales y precursores y acerca de su programa actual.
La Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPCW, por sus siglas en inglés) abordará un nuevo asunto en sus próximas consultas con Siria: “La presencia de un nuevo agente de armas químicas hallado en muestras recopiladas en grandes contenedores de almacenaje en septiembre de 2020”, agregó el responsable de la agencia.
Arias dijo que envió una carta informando al gobierno sirio de su intención de enviar un equipo de la OPCW para investigar este tema del 18 de mayo y el 1 de junio, y solicitó las visas, pero nunca obtuvo respuesta. Luego informó a Damasco de que demoraba la llegada al 28 de mayo.
Sin respuesta del lado sirio el 26 de mayo, “decidí posponer la misión hasta nuevo aviso”, afirmó.
Alvina Jerónimo Pérez se sienta por horas en el viejo y raído sillón de plástico en la sala de su casa, le avergüenza que sus vecinos la vean después de su intento fallido de migrar a Estados Unidos y vive angustiada, pensando en las deudas que aún tiene qué cubrir.
Su casa de un solo piso, de cemento y madera, se encuentra en un terreno que le heredaron sus padres, en la cima de una montaña en Tizamarte Chiquimula, en la región oriente de Guatemala. Su esposo Aníbal García construyó la humilde vivienda, y hace varios meses le agregó un nuevo cuarto en la parte de atrás. Jerónimo intentó migrar el año pasado, en parte para reunir dinero y poder pagar un préstamo que recibieron para hacer la nueva habitación.
Le parecía una apuesta segura en aquel momento. “Como la gente pasaba (la frontera), pensamos que nos iban a dejar pasar”, dijo Jerónimo, de 42 años. El traficante, o coyote, le dijo que trajera a su hija para asegurar el pase. Su viaje incluía un trabajo garantizado en los EEUU, le aseguró, con lo cual podría pagar todas las deudas que generaba su partida.
Así que puso la casa como garantía para pagarle al traficante 7.700 dólares. “El trato era que cuando llegáramos a EEUU, íbamos a pagar ese dinero y nos devolverían la escritura”, dijo Jerónimo. “Pero no se pudo”.
En marzo de 2020, la mujer y su hija Yessenia, de entonces 14 años, dejaron Tizamarte con un coyote.
Tres semanas después fueron detenidas entrando a los Estados Unidos, en Texas, y una semana después fueron deportadas a Guatemala. Cuando Jerónimo se dio cuenta de que serían enviadas de vuelta a su país, lloró. “Pensaba en todo lo que me había costado hacer el viaje. Me preguntaba ‘¿qué voy a hacer? Ya perdí todo’”.